Vaticano, (ACI/EWTN Noticias) . - En sus palabras previas al rezo del Regina
Coeli, ante las miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro para
participar en la oración mariana, el Papa Francisco exhortó a los fieles a no
tener miedo “de ser cristianos y de vivir como cristianos”.
El Santo Padre señaló que “el
Espíritu de Cristo Resucitado expulsa el miedo del corazón de los Apóstoles y
los impulsa a salir del Cenáculo para llevar el Evangelio”.
“¡Tengamos también nosotros más
coraje para testimoniar la fe en Cristo Resucitado! ¡No debemos tener miedo de
ser cristianos y de vivir como cristianos!”, exclamó.
Los cristianos, señaló, “debemos
tener este coraje de ir y anunciar a Cristo Resucitado. Porque Él es nuestra
paz. Él ha hecho la paz con su amor, con su perdón, con su sangre, con su
misericordia”.
“La Iglesia es enviada por Cristo
resucitado a transmitir a los hombres la remisión de los pecados, y así hacer
crecer el Reino del amor, sembrar la paz en los corazones, para que se afirme
también en las relaciones, en las sociedades, en las instituciones”.
El Santo Padre además subrayó que
“la verdadera paz, esa paz profunda, viene de hacer la experiencia de la
misericordia de Dios”.
El Papa recordó que hoy se
celebra el Domingo de la Divina Misericordia, “por voluntad del Beato Juan
Pablo II, que cerró sus ojos a este mundo precisamente en la vigilia de esta
celebración”.
“El evangelio de Juan nos refiere
que Jesús apareció dos veces a los Apóstoles encerrados en el Cenáculo: la
primera, la misma tarde la Resurrección, y aquella vez no estaba Tomás, quien
dijo: si no veo y no toco, no creo. La segunda vez, ocho días después, estaba
también Tomás. Y Jesús de dirigió precisamente a él, lo invitó a mirar las
heridas, a tocarlas; y Tomás exclamó: ‘¡Señor mío y Dios mío!’”, recordó el
Santo Padre.
“Entonces Jesús dijo: ‘Porque me
has visto has creído. ¡Dichosos los que no han visto y han creído!’”.
El Papa señaló que quienes habían
creído sin ver fueron “otros discípulos, otros hombres y mujeres de Jerusalén
que, aun no habiendo encontrado a Jesús resucitado, creyeron por el testimonio
de los Apóstoles y de las mujeres”.
“Esta es una palabra muy
importante sobre la fe, podemos llamarla la bienaventuranza de la fe.
Bienaventurados los que han creído sin haber visto”.
Francisco señaló que “en todo
tiempo y en todo lugar son bienaventurados aquellos que, a través de la Palabra
de Dios, proclamada en la Iglesia y testimoniada por los cristianos, creen que
Jesucristo es el amor de Dios encarnado, la Misericordia encarnada. ¡Y esto
vale para cada uno de nosotros!”.
Al recordar que esta tarde, hora
de Roma, celebrará la Eucaristía en la Basílica de San Juan de Letrán, la
Catedral del Obispo de Roma, pidió que “recemos juntos a la Virgen María, para
que nos ayude, Obispo y Pueblo, a caminar en la fe y en la caridad”.
“Confiados siempre en la
Misericordia del Señor. Él siempre nos espera. Nos ama. Nos ha perdonado con su
sangre y nos perdona cada vez que vamos a Él a pedirle perdón. Tengamos
confianza en su Misericordia”, concluyó.
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