Vaticano, (ACI/EWTN
Noticias) . - En el
primer rezo del Ángelus que presidió en la Plaza de San Pedro desde el comienzo
de su Pontificado, el Papa Francisco aseguró que “Dios es el Padre amoroso que
perdona siempre y cuyo corazón está lleno de misericordia para todos nosotros”.
Frente a la multitud de decenas
de miles de fieles, el Santo Padre expresó su felicidad por saludar a todos “en
domingo, en el día del Señor”.
“Esto es hermoso e importante
para nosotros cristianos, reunirnos el domingo, saludarnos, hablarnos como
ahora aquí, en la plaza. Una plaza que, gracias a los medios de comunicación,
tiene la dimensión del mundo”, señaló.
El Papa indicó que “en este
quinto domingo de Cuaresma, el Evangelio nos presenta el episodio de la mujer
adúltera, a la que Jesús salvó de la condena a muerte. Nos conmueve la actitud
de Jesús: no escuchamos palabras de desprecio, no escuchamos palabras de
condena, sino sólo palabras de amor, de misericordia, que invitan a la
conversión”.
“’Tampoco yo te condeno ¡Vete y
ya no vuelvas a pecar!’ ¡Oh, hermanos y hermanas, el rostro de Dios es el de un
padre misericordioso, que siempre tiene paciencia!”, señaló.
“¿Habéis pensado en la paciencia
de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? ¡Eh, esa es su
misericordia! Siempre tiene paciencia: tiene paciencia con nosotros, nos
comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el
corazón contrito”.
El Santo Padre recordó un
episodio particular que le ocurrió cuando aún era Obispo, en 1992, con ocasión
de que “llegó a Buenos Aires la Virgen de Fátima y se hizo una gran misa para
los enfermos. Fui a confesar, a aquella Misa”.
“Casi al final de la Misa me
levanté porque tenía que administrar una confirmación. Vino hacia mí una mujer
anciana, humilde, muy humilde, de más de ochenta años. La miré y le dije:
‘Abuela –porque allí llamamos así a los ancianos– abuela, ¿se quiere confesar?’
‘Sí’, me dijo. ‘Pero si usted no ha pecado...’ Y ella me dijo: ‘Todos tenemos
pecados’... ‘Pero el Señor ¿no la perdona?’. ‘El Señor perdona todo’, me dijo,
segura. ‘Pero, ¿cómo lo sabe usted, señora?’. ‘Si el Señor no perdonase todo,
el mundo no existiría’”.
En ese momento, recordó el Papa,
“me entraron ganas de preguntarle: ‘Dígame, señora, usted ha estudiado en la
Universidad Gregoriana?, porque esa es
la sabiduría que da el Espíritu Santo: sabiduría interior de la misericordia de
Dios”.
“No olvidemos esta palabra: ¡Dios
nunca se cansa de perdonarnos, nunca!”.
El Santo Padre indicó que “el
problema es que nosotros nos cansamos de pedir perdón! Pero Él nunca se cansa
de perdonar. Somos nosotros los que, a veces, nos cansamos de pedir perdón. Y
no tenemos que cansarnos nunca, nunca”.
“Tenemos que aprender a ser más
misericordiosos con todos. Invoquemos la intercesión de la Virgen María, que ha
tenido en sus brazos a la Misericordia de Dios hecho hombre”, concluyó, antes
de rezar el Ángelus.
Al concluir la oración mariana, el Papa saludó
a los fieles que colmaron la Plaza de San Pedro y agradeció “vuestra acogida y
vuestra oración”.
“Os pido que recéis por mí.
Renuevo mi abrazo a los fieles de Roma y lo extiendo a todos vosotros, que
habéis venido de varias partes de Italia y del mundo, así como a aquellos que
se unen a nosotros a través de los medios de comunicación”, dijo.
El Papa recordó que eligió el
nombre “del santo patrono de Italia, San Francisco de Asís y esto refuerza mis
lazos espirituales con esta tierra, de la que, como sabéis, es originaria mi
familia”.
“Pero Jesús nos ha llamado a ser
parte de una nueva familia: su Iglesia; esta familia de Dios, para caminar
juntos por los caminos del Evangelio. ¡Que el Señor os bendiga y la Virgen os
proteja! Y no os olvidéis de esto: El Señor nunca se cansa de perdonar. Somos
nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”, remarcó.
“Buen domingo y que os aproveche
el almuerzo”, concluyó el Papa, recibiendo una intensa ovación de los fieles y
peregrinos.
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