Despues de más de cien años de historia, el equipo de l banda roja atraviesa por una de las etapas mas cruciales y dolorosas de su historia.
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Pavonde de River durante una de las jugadas del compromiso |
La historia de un compromiso futbolero, resumida en las lágrimas de sus propios jugadores y del técnico Juan José López, que se fueron de la cancha rodeados por guardias de la seguridad privada contratada por el club, insultados por la gente, protagonistas de este triste y solitario final.
El corazón de River, que se encendió apenas iniciados estos 90 minutos, se paralizó a los cuatro minutos, gol de César Pereyra bien anulado por Sergio Pezzotta (posición adelantada); y recibió una inyección de adrenalida 60 segundos después: Pavone recibió en el borde del área, giró ante la marca de dos rivales y sacó un derechazo seco, bajo, a la izquierda de Olave.
El 1 a 0, aun escaso, le restó algo de tensión al equipo de Juan José López y Belgrano aprovechó para sacarle la pelota, pero sin generar demasiado riesgo frente al arco de Carrizo.
Cuando la insuficiencia volvió a pesarle en el reloj, River se hizo dueño otra vez del partido. Y creó situaciones que pudieron darle la ventaja necesaria. Un mano a mano de Pavone que despejó Olave, un cabezazo posterior de Juan Manuel Díaz que se fue por arriba del travesaño, un zurdazo defectuoso de Caruso.
Y un penal, clarísimo, de Turús al propio Caruso que Pezzotta ignoró por completo. El árbitro, que había arrancado con acierto en la anulación del gol de Belgrano, sumó desde allí algunos errores notorios y apeló a las compensaciones: por no expulsar primero a Lollo (estaba amonestado y le hizo una fuerte falta a Lamela) no expulsó tampoco a Arano después, idéntica situación.
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